La parábola de la viuda persistente Lucas 18:1-8

Ustedes han escuchado desde este mismo púlpito que nunca debemos estudiar la palabra de Dios para ENSEÑAR. Debemos estudiar la palabra de Dios para APRENDER. Es algo que el pastor Dale ha reforzado constantemente en mí mientras he servido aquí y fui discipulado y mentorado. La idea es que SÍ, debo dividir correctamente la palabra de verdad ante el pueblo de Dios. Sí. PERO. Realmente debo estar preparando mensajes para MÍ MISMO. Y la razón es doble. Por un lado, si el mensaje que estoy preparando no me llega a mi corazón, entonces no tengo por qué transmitir el mensaje a nadie más. Y la segunda razón es que puede llegar un punto en el que una persona se vuelve tan “entre comillas” -buena- en el ministerio, que la palabra deja de llegarle. Y en ambos casos, tenemos una  tragedia. Y he tratado diligentemente de ser fiel a ese principio.

Había decidido centrar nuestros estudios en las parábolas de Jesús. 

Principalmente porque nunca había hecho ningún estudio en profundidad sobre ellos y realmente quería pasar algún tiempo mirándolos y entendiéndolos para no sólo poder familiarizarme más con ellos sino también poder aplicarlos más a mi propia vida significativamente. Y entonces están todos listos para el viaje, por así decirlo.

Hoy LO MÁS IMPORTANTE es que podremos aplicar las  verdades de la Palabra de Dios a nuestras vidas de manera más significativa.

Pero quería comenzar con las preguntas más obvias como: ¿Qué es una “parábola”? ¿Es lo mismo que una alegoría o una metáfora? ¿Qué significa  la palabra parábola? ¿Y por qué Jesús los usó con tanta frecuencia? ¿Jesús inventó las parábolas? ¿Y cómo las interpretamos adecuadamente?

¿Las parábolas contienen algún desafío interpretativo? ¿Hay múltiples maneras de interpretar lo que Jesús les transmitía? Etcétera.

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Bendiciones, les ha hablado Altagracia Peralta Daly traduciendo al Pastor William Daly de la Iglesia Bitterroot Valley Calvary Chapel, localizada en Hamilton, Montana, Estados Unidos.

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